Sabor a vidas atemporalmente compartidas

Corriendo lento y camino apurado,
nuevo, entre Astor y Telma.
Surgió viento que me transporto al infinito
generando en mí ser mil colores de delirio
que solo me da placer.
Esto en la tierra, se llama mentira
de amor, de vida, de odio, de muerte…voy.
Y en el camino verde me acorde de la estrella roja
y comencé a saltar sobre un colchón de aire
que ajustan en cada salto una idea y saca la presión.
Cayendo como mil círculos

por los precipicios de la memoria
sonreí y me acorde del calor y el rock,
provocando ira en mi,

sacando todo aquello indeseable
que endulza el sabor agrio del saber
que todo es el todo y nada, también!
Entonces te mire y encendí el fuego
me miraste y paralizaste todo en mí.
Y quede parado, aislado y sentí ser lobo mañana
y mariposa blanca de noche.
Se envolvió en colores y se fue
y mi vida se oscureció,
dejándome confusiones.

Foto: Anto Quercia