lunes, 23 de noviembre de 2009

Compañías Eternas

El resplandor de los relámpagos
dejaba ver la silueta de las sierras,
y mientras percusiones y cuerdas
acompañaban al viento que
no sabia que dirección tomar,
transcurría la vida tranquila
y placentera en la comunidad
ubicada entre dos lomas.
Fuego calentando la casa
y calor humano que se siente
por esa buena “vibra”.
Se siente en las cenizas del otoño,
y se siente también en la primavera
donde los perros ladran
en las noches ventosas como esta,
temiendo a vaya uno a saber qué.
Tal vez a las almas
de las criaturas sin almas
que flotaban por los cerros como nubes,
y que nosotros no podíamos ver.
Solo saber que están ahí
por los ladridos de Cala.
Una historia sin fin.

2 comentarios:

  1. Quedó perfecto retractado. Y encima está mejor en cómo lo recuerda mi memoria!
    Increible viaje Nonos! Y Babilon falling!

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