miércoles, 27 de octubre de 2010

Encauzando la intención


Me metí por un túnel,

camine hasta que me dormí.

Comencé a soñar que era sábado,

pero resulto Sabato.

Enrique, vos haces reiki?

Saname!!

Colgado del árbol del PH,

donde lo bueno le gana a lo malo

y lo estival tiene un olor…

Aromas que perfuman el ambiente

con nuevas especias del mar

y frutos de temporada para endulzarte.

Y sin más… disfruto del viaje,

retomo hacia la salida del túnel.

Pasan mil cosas distintas,

pero nunca la luz blanca

que indica su fin.

Hará ilusionar a pequeñas aldeas,

lejanas a la realidad inexistente

de nuestros tiempos.

Compartiendo esos momentos

de ascensores y escaleras mecánicas,

subiendo y bajando.

Buscando la altura justa

para ver el amanecer

y dar la bienvenida a un nuevo día.

Una nueva vida.

Imagen: Basquiat

viernes, 15 de octubre de 2010

Observaciones desde la hamaca: La mujer de mi momento


Nadie dudaría de la importancia que tiene cada momento en la vida. Cada cosa nos sucede en un contexto determinado, compuesto por personas y circunstancias particulares. Pasan cosas antes y seguramente sigan pasando cosas después, pero todo momento es único. Puede durar minutos, horas, meses o años, y a medida que va pasando el tiempo, vamos entendiendo y haciéndonos más concientes del comienzo y del fin de esos lapsos de vida que transitamos. Los hay muy importantes, demasiado intensos, algunos mas alegres y otros que hubiéramos deseado no tener que vivir nunca. Lo que esta claro es que la vida esta compuesta por muchos momentos bien distintos. Creo que la principal diferencia esta expresada en las fluctuaciones de nuestras emociones, y en esto influye todo. Las personas, los lugares, las edades, los deseos, etc. Un enchastre de cosas que conforman los momentos y los hacen únicos e irrepetibles.
Se preguntaran a donde quiero llegar con esto, que de por sí, suena bastante obvio. Todos alguna vez pensamos, o lo seguimos haciendo, en que existe por ahí la mujer (u hombre) de nuestra vida. Algunos podrán decir que la tienen a su lado, otros confían en que el mundo y las fuerzas cósmicas los reunirán con ella y, ciertos pesimistas ya resignados sentirán que, si todavía no la encontraron, no lo harán en un futuro, aunque piensen que por ahí ande. Son solo algunas de las tantas creencias posibles. Lo que yo creo es que no existe, como dios o tantos otros conceptos románticamente convincentes pero realmente improbables. Ojo que de todas formas no me parece que esto sea negativo o desalentador, más bien lo contrario. Es pura observación de la realidad. Cuando decimos “la mujer de mi vida” deberíamos decir “la mujer de mi momento”, o tal vez “las mujeres de mi momento” (obviamente es valido para todas las orientaciones sexuales). El punto esta en los componentes de cada momento, como nos afectan y nos transforman, y en el sentimiento predominante que emerge. Esto último es clave, ya que no me estoy cerrando a la posibilidad de que una pareja pueda tener una relación de muchos años lo suficientemente sana. Lo que digo es que la cantidad de variables que conforman un momento, como mencioné antes, muchas veces determinan o deberían determinar el fin de una relación que mientras duró fue la adecuada para ese periodo de tiempo, pero que ahora los involucrados deben darse lugar a nuevos sentimientos que inauguran nuevas experiencias. La extensión en el tiempo de una pareja se da cuando el desarrollo individual de ambos y la capacidad de adaptación son elevados, cuando se potencian mutuamente, presuponiendo y conformando a la vez el amor.
El problema esta en que el tema de las relaciones (para siempre) esta muy arraigado socioculturalmente y súper idealizado, lo que hace tremendamente mas difícil una separación para darle lugar al momento siguiente (presente). Todos sabemos lo duro que es, muchas veces, para una persona viuda rehacer su vida (mas allá del dolor del duelo), así que imagínense cuanto mas difícil puede resultar cambiar si tu pareja sigue viva y a unos metros. Dejando lo trágico de lado, lo interesante de esta cuestión me parece que esta en la desdramatización de la cosas cuando somos capaces de observar, sentir y vivir los momentos plenamente. Existir sin mirar tanto para atrás ni especular demasiado para adelante.

Imagen: Cele Volpe
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