lunes, 19 de abril de 2010

Generalmente no uso mucho el entrepiso/Parte III


No estar presente, flotar, la esencia perdida del cuerpo. El cuerpo sensible a todo y a nada, sin conectar. Los contextos y los lugares no llegan a cumplir su función, el alma trasciende todo. Los contactos, que deberían ser uniones fluidas, son solo apoyos y cables a tierra (no se si a la que quiero ir), que al estar el alma con tanto movimiento se viven desenchufando y haciendo chispas que pegan patadas. El cuerpo es el que sufre y el espíritu pierde vitalidad y entusiasmo. Atomización de sensaciones mínimas imposibles de agrupar y ordenar. Sensaciones en momentos equivocados. El cuerpo sigue sufriendo los desencuentros del alma. La unidad se vuelve cada vez más difícil. La multiplicidad de cosas anula la capacidad decisora, gustativa de momentos y personas. Esto es como un rompecabezas con la particularidad de que cada pieza tiene la capacidad de cambiar de forma y dibujo según como la toques. ¿Esta bueno tener fichas en nuestro rompecabezas que no respeten nuestros cambios de animo como jugadores? ¿O en ese caso es mejor cambiar de rompecabezas? ¿Se puede? ¿Buscamos uno que se adecue a nuestra forma de ser y fluctuar? ¿O intentamos fluctuar menos? ¿O nos adaptamos y aprendemos a jugar así? Me voy a ver una peli al entrepiso, porque ahora que sé que me tengo que mudar lo uso más.

Imagen: Oscar Grillo

viernes, 16 de abril de 2010

Mientras vos puedas ser vos no necesitas perdón, ni de dioses ni titanes...



Cadáver dibujado de mis amigos artistas Buchu y Juampi.
(versión para colorear)

sábado, 10 de abril de 2010

Rigor Mortis


Pisé el cilanco más hondo de mi vida

y se mojó la punta de mi dedo mocho

en un cilanco amplio como un lago

profundo, azul y frío.

Es el eterno agujero negro

que la luz consume y el tiempo detiene.

Nadie sabe el porqué, el porqué de su luz;

pero mitad dormido, mitad despierto puede funcionar.

Si cerrás los ojos y mirás al infinito

con las pupilas blancas de azúcar impalpable,

luego de haber inhalado edulcorante

fuerte como un rinoceronte

que embiste sin descanso

el muro de sus días…

¡Dios! ¿Quién sabe donde parar? ¿Quién sabe

cómo parar? Mas ya no hay respuesta alguna.

Redondeo de plegarias en la Biblia de tus santos

catalejos, ultratumba de maullidos asombrosos,

gruñidos de lobos hambrientos,

bramidos de pumas cebados

como mates calentitos a la hora del té

que prometen una noche de insomnio desvelado

y dichosos los que los miran pasar

sin siquiera mirar.

Tomó la perinola y la giró hacia el otro lado

para asegurar que “todos juegan” saliera nuevamente.

Y todos jugaron alegremente,

con algarabía y resonantes carcajadas

que rebotan entre paredes de mármol

frío y húmedo, y oscuro y húmedo otra vez.

Enmascarado por la bronca y la ira, saca su

palma húmeda y se hunde en los mares del olvido

con cartón corrugado como balsa

y metano de alfalfa de bandera.

Imagen: Murakami

lunes, 5 de abril de 2010

Generalmente no uso mucho el entrepiso/Parte II


Si te digo que la vida cambia seguro me respondes que ya lo sabías y que estoy diciendo una obviedad. Pero si te pregunto, por que cambia? ya la respuesta es mas complicada.
Tal vez me salgas con las edades y la evolución biológica, con la clase de gente que compartimos diferentes momentos de nuestra vida o capaz me hables de acontecimientos desagradables que te hacen pegar un volantazo y trazar nuevos rumbos. Otro culparía al amor y a las personas que amamos de esos giros imprevistos de la vida. A esa irracionalidad complementadora y cegadora, que sin intención maliciosa (a veces), puede apagar los controles de nuestras vidas dejando solo el mas importante, pero también el mas frágil y traicionero. Alguno por ahí sale con el clima y cómo estos fenómenos que están sucediendo en todo el mundo nos están cambiando la forma de vivir y relacionarnos con la naturaleza. Un Maya nos diría que ya no quedan muchos mas cambios, que al mundo le queda poco, o capaz nos explique que justamente nos este faltando la mayor transformación en nuestras vidas... Cambios en la percepción de la cosas y las personas, en la forma de relacionarnos y de amarnos.
Yo me pregunto si estamos listos para afrontar cambios así, si los queremos, si nos entusiasman, si tenemos miedo y preferimos lo viejo, si son evitables....no se! Pero de lo que si estoy seguro es que cambiarme en el entrepiso no es algo que vaya a seguir ocurriendo, y eso me genera melancolía, aunque en realidad no lo use mucho.

Imagen: stolen from Pogo
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