En esa quinta se decía
que muchas historias se escondían,
y así recuerdo yo a mi tía
que a ninguna incertidumbre le temía.
Ella filántropa de la luces
sugería estrellas encantadoras
las cuales sugerían…
Y el humo se hizo sonrisa
perdiéndose en lo lejos…
Atrás de la montaña,
donde lo efímero es infinito
se esconde algo que parece ser una quinta.
Pero en realidad resulta ser
un espacio único
para aquellos trabajadores de la vida
a los cuales ésta les sonreía.
Y les tira un guiño
para todo lo que les queda por disfrutar
en este aire enviciado de alegría y buena vibra,
que me sugiere que no todo vicio
lleva o detona en la ruina.
Quizás conlleva a la razón
que titubea en los confines
de un pasado oscuro.
El sol confiado de su luz
nunca iluminó esa luna rojiza.
Esa luna que en realidad era de cartón,
de cartón pintado con acuarelas
y pinceles de cerdas suaves,
para que así todo sea de pintura,
como es la vida.
Por que no mirar los colores?
Esos colores
que hacen que la vida
sea un carnaval.
Que todos sus acompañantes
disfruten, vivan
y vuelvan a disfrutar.
Imagen: Kandinsky
excelente cadáver! así arrancó la temporada en la tortu! un buen augurio de lo que vendrá!
ResponderEliminaresperemos que así sea! y que mas cadáveres sean productos de la conexiones mágicas que allí se generan! Salut!
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