
Sobre las tumbas de un pasado quebradizo
construyó voces de encuentros manuscritos,
fluye su ser con lapicera azul de tinta idolatrada
y corre por su sangre colorada,
azulada, aterciopelada y aturdida…
Corre, fluye, nada, se inunda
de deseo y pega bocanadas de sangre
entre paredes de cal y de cemento,
la mente abierta, el cuerpo disponible…
El alma candente, el corazón caliente,
la sangre hirviente y el pezón saliente.
Muerde, eriza, lame y penetra,
y con lágrima de hiel le tatúa la frente.
Bandoneón cascabelea como musa irreverente:
do, fa, vinilo de corcheas.
Sikus, cóndor, luz, agosto,
viento, cuerda, cordillera.
Palabras sueltas hilvanadas
en trama de tapiz desvergonzado.
Lana, hilo, seda, aguja y fino bastidor…
Unidos por la acérrima paleta surrealista.
Suprarrealista, suprema y sublime
que discurre entre sueños y vigilias
en la imaginación y la fantasía.
Munidos de las grietas del mismo terremoto,
desdibujan señales del otoño que nace
en nidos de gorriones, tero teros y fotos.
Gavilanes, halcones y caranchos
con los pelos parados como pirincho.
Nos amamos o relincho.
Imagen: Rembrandt